Peponita y Venus

Yo soy Peponita y Venus siempre va conmigo, nunca la dejaría. Primero, porque fue ella quien me enseñó este mundo y segundo, porque todo lo que soy se lo debo a ella. Sí, todo lo que soy...por ser capaz de reírme de mi misma, disfrutar de una reunión, llorar sin tener vergüenza, pedir perdón mirando a los ojos, jugar como una niña, seguir un diálogo con seriedad, valerme por mi misma, equivocarme dos veces, tozuda como una mula y buff un largo etcétera... a veces la veo entre la gente y mis ojos enseguida se encuentran con los suyos, cuánta complicidad. Me mira y sonríe, sigue igual con toda su elegancia y diplomacia entonces me acerco y le doy un enorme abrazo pero con cuidado, no quiero hacerle daño. Y ella muy agradecida con los abrazos, observadora, valiente, risueña, sencilla, sensible, sincera, atrevida y oooh un corto etcétera que se me quedó a la mitad... qué faena. Y a pesar de esto sigue ahí, nunca la dejaría porque Venus es... es única.
Esperando a Henry

De repente me siento enfadada con todo el mundo...no me gusta este lugar. Vivo con empacho de la hipocresía más absurda y formal, el ambiente está cargado de la peste de valores sociales que no consigo comprender y si me rindiera ante ellos sería la persona más injusta y despreciable, ¡qué lucha conmigo misma! Y si fuera así podría vender mi amor, amor podrido a cualquiera. ¿ Podré resistir ? saldré ahí fuera con la misma sonrisa que uso para mirarme al espejo cada día y otra vez esa sensación de inconformismo. Miradas desconocidas con un mínimo de esperanza, pasos sin huellas, dañino ruido, pesimismo masticable, palabras vacías, descarada manipulación, abrazos diplomáticos y traición una y otra vez...cuánto peso tiene el desorden de esta sociedad. A quién puedo darle las gracias por este sucio paraíso; estafa de medios de comunicación, educación arrojada, sanidad enfermiza, juguetes políticos...¿ Quién da más ?. Me quedaré quieta entre toda la gente perseguida por el reloj esperándote con una copa vacía para el mejor de los brindis y si no apareces, no importa. Hoy será igual que ayer y mañana igual que hoy, los días de la semana han perdido su color por un calendario de doce folios blancos. La corriente seca me arrastra al más puro y duro salvajismo...la renuncia del yo, ¡NO! antes que esto prefiero el silencio más conmovedor que seguramente me ayudará a dormir, los susurros de algún río fresco, los guardianes más altos y frondosos, un pájaro por despertador, el sonido de la hoguera y, por supuesto a ti...a ti Henry te espero bien despierta y preparada para cualquier diálogo.