El sueño de amar


Bella dama de ojos verdes, labios de seda, sonrisa encantada y (tu) apasionado corazón que me inspira el alma y me inquieta el espíritu poseído de amor, quiero confesarte que:




En mis sueños soy el sentimiento que no sabes explicar, también angustia tormentosa por tu ausencia y a medida que ha pasado el tiempo el referente que retiene tu memoria convirtiéndome en la chispa de tus ojos que nunca olvido cuando estás lejos y que siempre busco cuando estás cerca. Una exploradora que admite el miedo de perderse en el desierto de tu cuerpo tan solo por andar una y otra vez sobre él hasta hallar la silueta de tus labios, recrearme en ellos y saborear cada beso como el primer encuentro deseado. Quiero ser abstracta tranquilidad para envolver tu presencia, invadirnos totalmente y disfrutar de la mezcla de aromas que aún permanecen impregnados en mi olfato. Si el principio de esta historia, la tuya y la mía, era amarte con locura, el final...sólo mi final es el sueño desvelado en el silencio roto por la locura de amarte.

La Marinera

¡Ay, pescador gitano!
empezaste a tallar
y Mariano,
¡qué niña para cuidar la mar!

Recta hiciste su nariz,
marcaste sus labios gruesos,
la perfilaste con barniz
y de ella todos quieren besos

¡Ay, pescador gitano!
qué bien hecha está su cara,
muchos agarran su mano,
otros gritan su nombre: Sara.
Su cabello liso, sus pies pequeños,
de manos frías,
le gusta contar sueños.
De manos frías,
dicen “amor de un día”.

¡Ay, pescador gitano!
¿quién es la Marinera?
explica lentamente Mariano;
Es una mujer de mirada sincera.
lleva una pulsera de cuero,
al hablar hechiza como una sirena,
posee un corazón de fuego,
por eso la observo desde la arena.
Vigila la mar con tranquilidad,
con su faro a la noche da calor,
quiere un rumbo sin brújula, la libertad.
Y su gran refugio es el amor.
Pd: la persona que representa este poema para mí siempre ha sido muy especial y una parte de ella como otra de mí siempre van juntas. Te quiero mucho Marinera y te deseo con todo mi amor ¡¡¡ Feliz Cumpleaños !!! Espero que te guste.

Mi dulce cura


En la plaza del Adelantado sentada en uno de esos bancos dí mis mejores besos, entregué la caricia más tierna, compartí las miradas más cómplices, regalé abrazos una y otra vez, apreté fuerte unas manos que no eran mías y respiré tranquilamente después de varios "te quiero"...con sinceridad echo de menos ese banco y todo lo implica, al pasar lo miro y pienso-mi banco-muy adentro otra voz me dice-nuestro banco-sigo de largo y lo dejo atrás. Cuando llega ese momento en el que me siento pequeña decido observar la inercia de la gente, no dejo que me invada el ruido y tampoco que me inquiete el estrés porque tengo la cura entre mis manos, la misma que todos necesitamos, una simple nota marcada por la dobladura. Allí estamos ella y yo, la abro con el mismo cuidado con el que la llevo todos los días y me enfrento a ella, disfrutando leo:


"No sé si te merezco, pero lo que sí sé es que te necesito. Te Amo."

Poco a poco hace su efecto y vuelve de nuevo esa tranquilidad que pocas veces consigo, entonces suspiro profundamente, concentro todas mis fuerzas y mirando al frente me levanto con una sonrisa dispuesta a todo. Esa dulce cura cómo consuela...yo también la necesito.
pd: para todas aquellas personas que creen en el Amor, incluida yo misma.


Simplemente, necesidad fisiológica...


En la residencia de estudiantes, estábamos todos agotados por el calor. No nos faltaban en la nevera limonada, bebidas energéticas y todo lo que pudiera refrescar o calmar la sed. La habitación más cara de la casa había quedado libre, porque quien la ocupaba se había marchado de vacaciones. Esa habitación tenía algo especial, acogedora, tamaño ideal, una vista preciosa…era diferente. Una tarde cuando los demás decidieron pasear, me quedé sola y empecé a caminar por la casa como si fuera la vigilante nocturna. Entré y me senté en un cómodo sofá individual, de cuero, castigado por los años pero aún elegante. Estaba situado en un rincón. Al sentarme me dejé caer hacia atrás y estiré las piernas, mientras los brazos colgaban por ambos lados observaba el techo y su decoración. Fuera escuchaba algún que otro grillo, las gaviotas, timbres de bicicletas…los sonidos típicos de verano. La cortina se movía por un aire más bien cálido que no se agradecía. De pronto me sobresalté, supe que no estaba sola en la habitación. Justo enfrente me observaba una chica en silencio, llevaba una camisa igual que la mía y ninguna de las dos hizo un gesto de saludo o de interés por saber qué hacíamos allí. También tenía los ojos verdes, nuestras miradas no se apartaban. Un tanto confusa decidí no molestar su intimidad y continuar con la mía, entonces miré la ventana y el paisaje que sólo ella abarcaba. Sin embargo, sentía curiosidad por saber qué hacía allí…y con un movimiento disimulado de la cabeza veía como me miraba con la más absoluta normalidad. Así que en un momento de serenidad, la miré y le sonreí a lo que respondió de igual manera. Analicé su aspecto, tenía un toque descuidado que la hacía atractiva y su mirada no era nada desafiadora, éramos muy parecidas. Sin plantearme nada más sobre ella miré mis muslos y, sin pensar, comencé a desabrochar los botones de la camisa dejando que asomaran las primeras curvas de mis pechos. La miré y observé que ella seguía mis mismos pasos. Después me incliné en el sofá, bajé la cremallera de la falda y dejé que deslizara por mis piernas hasta llegar al suelo. Ella miraba. De cintura para abajo no veía qué llevaba puesto, me lo impedía un baúl justo en el medio. El atardecer había dado todo de sí y la habitación estaba llena de una oscuridad inocente. Sin ningún tipo de timidez empecé a acariciar todo mi cuerpo frente a ella, principalmente los muslos por dentro, por fuera…mi dedo bordeó la circunferencia del ombligo, subió lentamente por el costado hasta oprimir suavemente un pecho, se desvió por el cuello para perderse en el cabello y volver a realizar otro recorrido diferente por los hombros, un brazo, todo el estómago hasta llegar al monte de Venus. Mi piel gozaba de una suavidad creada por la crema que en ese momento mis dedos agradecieron. Seguía allí, sentí su excitación y descubrí la mía, no me detuve. Subí las piernas y desarrollé el juego con mi propio cuerpo a través de una delicadeza que parecía desesperada, acariciando todo lo que encontrara a su paso, la miraba y sentía como mi temperatura corporal aumentaba. La mezcla de olores, que había en aquella habitación, digna de la estación calurosa, las flores del jardín, mi cuerpo y el de ella hacía que sintiera una necesidad sexual justificada, que por minutos me transformaba en un animal de la naturaleza libre de todo prejuicio. Allí estaba quieta tan excitada como lo estaba yo, participando de aquel silencio que invitaba a más. En el momento adecuado hice que mi mano atravesara el monte de Venus para llegar a mi parte femenina, el clítoris. Comencé a acariciarlo lentamente mientras me retorcía en aquel sofá que entonces era mi segundo testigo además de aquella. Los dedos ahogados en un baño cremoso demostraron toda su agilidad y compenetración, hasta tal punto que no pude evitar morderme los labios a la vez que gemía…el final placentero frente a mi compañera me hizo sonreír agradecida por su comprensión y compañía. Y poco a poco dejé que mis párpados dominaran la situación haciendo que entrara en un estado de relax y tranquilidad que me hipnotizaba de la misma manera que lo hace el péndulo de un reloj.

Mi Amor


Estoy en mi espacio. El día no puede ser mejor, el cielo con un vestido de nubes grises que no arranca el viento y yo en medio. A mi alrededor varios guardianes en forma de interrogantes giran en el aire, unos más descuidados que otros. De pronto explotan y caen como polvo de purpurina, entonces hay césped por encima de mis tobillos. Verde, cómo me gusta ese color y no precisamente porque tenga esperanza, me gusta y no más. Cuando levanto la mirada pasa todo con brevedad, ahí está mi Amor…de piel clara, lunares y ojos verdes. Cuando se me acaben las palabras puedo contar lunares y si llego a un número exacto, después volverán las palabras…aunque sean sobre lunares. Los ojos verdes y una mirada muy alegre, una mirada muy alegre con su carácter. Atractiva, la combinación. Mi Amor…se quedó en dos palabras de las que no imagino su aroma, su sabor, todo lo que implica la existencia. En fin, sólo dos palabras siempre escritas. Eso sí, con mayúsculas no es lo mismo. Mi Amor también utiliza dos palabras con las que consigue superarme con una clase, de ahí las mayúsculas. Hay una explicación, pero necesita la compañía de una taza de té y los ojos que se miran. En ese momento en el que cierro mis puños intentando mantenerme firme y fuerte, ¡en ese momento! ante esas dos palabras, siempre escritas, me derrumbo como un castillo de arena que toca una ola. Y sólo dos: mi vida. Así de fácil, por segundos, aparece el silencio y detrás de él se va mi Amor. Aquí estoy otra vez, en mi espacio rodeada de algunos nombres con aspecto borroso que poco a poco se van evaporando. Pero antes de que suceda cuelgo mi hamaca de una inicial, la B y la otra punta al otro lado, de la U…y yo en medio sentada sobre la E, apoyada contra la L con un libro abierto balanceándome, paso la página.

El Acto


" Sólo mírame y deja que pase el silencio entre tú y yo, sin ninguna razón. Tú camina mientras voy detrás de tus huellas pisando una por dentro y otra por fuera, así habrá un paso tuyo junto al mío. ¡ No mires hacia atrás ! que yo cogeré tu mano preparada y cuando se deslice el aire por tu rostro mezclándose con tu aroma, cerraré mis ojos. Energía concentrada en los poros de la piel, libertad para el deseo y un beso sin romanticismo... sírvele pasión hasta que me pierda en tu mapa corporal sola, búscame.

¡ Búscame, búscame ! que yo te espero con un te quiero disfrazado de voz baja..."

Tormenta para 26 años...


" Estaba junto al cristal observando todo cuando de repente el cielo me respondió con una sonrisa eléctrica y a continuación me sobrecogió su carcajada. Allí estaba ella, Mami. En el mismo estado que yo, observadora y a su lado admití el miedo. Ella de la forma más sencilla me puso una mano en la espalda, me abrazó contra ella y sonriendo dijo no pasa nada. Dejé el miedo y esperaba ver otra como aquella. Desde entonces crecí con cierta admiración. Con el paso del tiempo comprendí que son necesarias, para mí son necesarias por mi estado de ánimo.

El día que cumplí 26 años, echada en la cama abrí un ojo y vi la sombría luz que invadía mi habitación, sonreí. Era evidente que estaba fuera esperándome y poco a poco sentí toda su energía en mi interior. Corrí la cortina y la vi con esa mirada... como una amenaza y a pesar de esto sonreí de nuevo. No sé cómo lo hacía, ella estaba ahí y de alguna manera conseguía que lograra encontrarme conmigo misma y supe que quería pasar el día con ella. Sentí toda la fuerza de mi espíritu, el ser en acto y esa mezcla de sentimientos de un lado a otro que hacían que caminara como un lobo que busca la mejor colina para encontrarse con la luna. No cambié de opinión y con los cuatro trapos de siempre para algunos y los favoritos para mí, la acompañé. Me encontré y entonces hice el recorrido sobre mí, tal vez como deslizar el dedo sobre la columna... así. Me encontré y pude reírme, llorar y contar anécdotas, varias... pero no es eso lo que quiero ahora. Hoy quiero estar tranquila, quiero estar. Me gusta sonreir cuando me siento bien, me gusta saber que estaba equivocada hace cinco años o más, me gusta sentirme valiente y mantener la mirada, me gusta sentir la persona que llevo siempre conmigo, me gusta el encanto de un beso bajo el paraguas, me gusta el desorden de mi cabello, me gusta el sonido de una máquina de escribir, me gusta creer en el amor, me gusta el olor de una pipa bien fumada y las gabardinas para el otoño... me gusta pensar sobre lo que me gusta porque puedo conocerme mejor y un poco más. Es como una cadena y al final de cada eslabón puedes acercarte si tú quieres. Sí, puedes hacerlo y con toda la normalidad también podría decir incluso que me gustas tú... mientras sigue la tormenta y vuelvo a sonreir. "

Los cinco

Curvas, ¡curvas sin perfilar!
caminos abiertos y cerrados
y en un campo sin explotar
cinco guardianes delgados.
Guardianes con cinco razones
que pierden el sueño de noche
incluso con dos corazones
te esperan con el mejor broche.
Caminando sobre tu cuerpo
uno a uno acaricia tus labios
y mirándote desde el puerto
hoy marchan los cinco sabios.
Cinco valientes por tu amor
que luchan sin armadura
y concentrados en su labor
son vencidos por tu dulzura.
Te señalan con descaro
y si quererte es lo más sano
es justo lo que regalo
los cinco que son mi mano.