Mi Amor


Estoy en mi espacio. El día no puede ser mejor, el cielo con un vestido de nubes grises que no arranca el viento y yo en medio. A mi alrededor varios guardianes en forma de interrogantes giran en el aire, unos más descuidados que otros. De pronto explotan y caen como polvo de purpurina, entonces hay césped por encima de mis tobillos. Verde, cómo me gusta ese color y no precisamente porque tenga esperanza, me gusta y no más. Cuando levanto la mirada pasa todo con brevedad, ahí está mi Amor…de piel clara, lunares y ojos verdes. Cuando se me acaben las palabras puedo contar lunares y si llego a un número exacto, después volverán las palabras…aunque sean sobre lunares. Los ojos verdes y una mirada muy alegre, una mirada muy alegre con su carácter. Atractiva, la combinación. Mi Amor…se quedó en dos palabras de las que no imagino su aroma, su sabor, todo lo que implica la existencia. En fin, sólo dos palabras siempre escritas. Eso sí, con mayúsculas no es lo mismo. Mi Amor también utiliza dos palabras con las que consigue superarme con una clase, de ahí las mayúsculas. Hay una explicación, pero necesita la compañía de una taza de té y los ojos que se miran. En ese momento en el que cierro mis puños intentando mantenerme firme y fuerte, ¡en ese momento! ante esas dos palabras, siempre escritas, me derrumbo como un castillo de arena que toca una ola. Y sólo dos: mi vida. Así de fácil, por segundos, aparece el silencio y detrás de él se va mi Amor. Aquí estoy otra vez, en mi espacio rodeada de algunos nombres con aspecto borroso que poco a poco se van evaporando. Pero antes de que suceda cuelgo mi hamaca de una inicial, la B y la otra punta al otro lado, de la U…y yo en medio sentada sobre la E, apoyada contra la L con un libro abierto balanceándome, paso la página.