A las cinco de la tarde


En ese momento en el que me miras, te correspondo con cierta complicidad y picardía, mientras lo haces disfruto de ese instante con una sonrisa sin apartar la mirada y cada vez hay más tensión, más curiosidad, más ganas de saber...de saber qué estaré pensando, pero si te pusieras en mi lugar y observaras algunos detalles, sabrías con facilidad lo que más me apetece a las cinco de la tarde, sabrías que mi mirada, mi sonrisa, mi complicidad y picardía no quieren otra cosa sino un buen café.