INdependencia

No le gusta depender de nadie, se miró en el espejo un día y dijo "¡quiero ser independiente!"...sólo eso, no explicó nada, ni un por qué y desde entonces...pero es tan independiente que incluso ella misma se pone la crema en la espalda.

En la cama


Otra vez sin dormir y tú lo sabes, lo sabes pero no pasa nada, haces como el resto de los días...tú en tu lado, yo en el mío, se apaga la luz y ya está. Y mi mano que no quiere dormir, se relaciona contigo y tú lo sabes, pero no pasa nada. Te quedas ahí y mi mano te busca jugando a crear formas sobre ti, te acaricia, te pellizca, se deja caer, está bien porque sabes que estás, siempre dormida, sin esperar nada a cambio...y tanto tiempo así. Si algún días hablaras, tal vez me sorprendas con historias que ya ni recuerdo. Esta noche me adaptaré yo a ti...mi querida almohada.

A mis hermanos


Mi madre tuvo seis hijos, tres hembras y tres varones. Para hablar de unos y otros, hacía referencia a los tres mayores o los tres pequeños, o los mellizos, o el cuarto, la tercera, o por el nombre propio. A los mayores corresponden Sandra, Iván y Alicia, mientras que a los pequeños Francisco, Esther e Igor, cada uno por ese orden.
La mayor (Sandra) y el pequeño (Igor) se llevan diez años de diferencia, Iván y Alicia se llevan casi tres y yo soy melliza de Paco. La posibilidad del aburrimiento era mínima.
El comienzo de la vida implica los primeros años la inconsciencia, es decir hay una parte de nosotros de la que no somos conscientes y de lo que hay alrededor tampoco. Aunque hay personas que tienen recuerdos muy viejos, a medida que iba creciendo mis hermanos también lo hacían, pero hasta que tuve conciencia, una parte de ellos y otra de mí fue desconocida y frente a este hecho, los tres mayores tuvieron ventaja sobre los tres pequeños, precisamente porque los vieron crecer desde el primer momento. Por eso las preguntas son necesarias, el querer saber y conocer. Mi recuerdo más viejo es en la cocina sentada sobre la encimera frente a mi madre, que me enseñaba a comer una ciruela y recuerdo las instrucciones “te comes esto, pero la pipa no te la tragues”. El recuerdo de mi infancia es divertido, de cada uno guardo muchos recuerdos; de Sandra admiré siempre su imaginación, como era capaz de improvisar algo y conseguir captar nuestra atención haciendo de una tarde normal, la más entretenida. Hizo con cartones de zapatos un juego que se llamaba “la pesca loca” y estuvimos horas pegados a aquella caja.
De Iván admiré sus detalles que me sorprendían mucho. Una tarde de invierno estábamos en la cocina haciendo la tarea del colegio los tres pequeños, y encima de la nevera una radio por la que escuchábamos el programa que llevaba él en el instituto, de repente, presentó la canción y la dedicó a sus tres hermanos “Paco, Esther e Igor” y nosotros nos mirábamos muy contentos y asombrados.
De Alicia admiré su lealtad. Un verano Alicia iba a la piscina donde hacían una competición, en las gradas estabámos mi madre y los tres pequeños para verla, la competición empezó y nosotros estábamos con los ojos bien abiertos porque Alicia era buena nadadora, de pronto a la mitad de las calles, una amiga se quedó la última hasta que dejó de nadar y Alicia cuando la observó, se detuvo y fue a buscarla para darle ánimos.
De Francisco podría contar muchas cosas, de Francisco y de los dos, ya que al ser mellizos hemos compartido muchos momentos juntos pero si tuviera que destacar la virtud que más he admirado es su inteligencia. Pasamos toda la E.G.B juntos, casi siempre sentados uno al lado del otro, yo nunca fui hábil para las matemáticas y los problemas para mí eran problemones hasta que Paco me los explicaba y entonces todo era más sencillo.
De Igor admiré su fidelidad a las costumbres (que para nosotros eran importantes) y ver que disfrutaba, como si se tratara de la primera vez. Con Igor guardo muchas tardes de Navidad en las que él se encargaba de organizar el Belén y yo de decorar la casa, acompañados con el clásico villancico. Y lo hacía con tanta dedicación que era imposible no mirar todo aquel trabajo con sus detalles y sorpresas.
Más de una vez han dicho que somos una familia especial, no sé cómo nos ven desde afuera, pero hay una relación muy buena entre todos, especial tal vez. Esa tarea se la debemos a mi madre y su forma de educarnos. Mis hermanos para mí son uno de los mayores tesoros que tengo en mi vida, por lo que me aporta cada uno y por lo que es cada uno de ellos para mí. Despues de muchos años cada vez estoy más convencida de que para mantener ese algo especial es necesario tener presente que una parte de mi forma de ser está unida a ellos y que en los momentos en los que estamos juntos, volvemos a encontrarnos y de nuevo somos los tres mayores y los tres pequeños.