Ana y María

Nadie muere de amor, pero se puede morir por amor, ¿conoces la historia de Ana y María?, Ana y María eran una pareja muy popular, en el pueblo no pasaba desapercibida  ninguna de las dos. Quienes las conocían poco, decían que hacían buena pareja por su físico opuesto, quienes las conocían en profundidad, decían que tenían una relación de amor y odio. Efectivamente detrás de ese físico opuesto, tenían una relación de amor y odio, pero también hacían buena pareja. Ana conocía bastante bien el amor, sus juegos y su veneno, capaz de encantar a cualquiera. María, por el contrario, tenía mucho que aprender, para muchos era la dulzura en persona y eso la hacía muy atractiva. Después de varios años, las dos sabían que algún día llegarían a su límite. Cada una lo pensaba en silencio y lo expresaba con una mirada en la que no había complicidad, ni amor, ni odio. Era una verdad que no querían aceptar, porque no sabían estar la una sin la otra, pero nunca se debe llegar al límite. Sin esperarlo llegó ese día, entendieron que había llegado el fin, sólo dos veces se habían puesto de acuerdo en sus vidas, una para unirse y esta vez para separarse. Y su relación, ese físico opuesto, la experiencia en el amor y la dulzura hizo que por última vez desearan un beso. Lo que ninguna sabía era que con ese beso sobrepasaban el límite. María perdió la voz y con ella el habla, y Ana perdió la visión y con ella la vista. Algunos piensan que aquel beso fue su maldición. Invadidas por el miedo no pudieron separarse y, al cabo de varios meses, murieron precisamente el día que celebraban su décimo aniversario. María murió de pena por no poder decirle a Ana cuánto la quería, y Ana murió de un infarto cuando sintió con su mano que el corazón de María no latía. Quienes las conocían poco, siguieron pensando que hacían buena pareja y quienes las conocían en profundidad, pensaron que nunca tenían que haber llegado al límite.

De película

A veces pienso que personas románticas y clásicas para el amor quedan pocas...me di cuenta que estaba en ese grupo reducido el día que una señora mientras andaba por la calle, me paró y me dijo con cierto asombro que mi imagen se veía en blanco y negro.

La casa de Soledad

Iba caminando, concentrada en el sonido de sus pasos pisando la tierra. Golpeó una piedra pequeña, una, dos, tres, cuatro y cinco veces, miró al frente y observó el largo camino que no terminaba…por el camino recto se llega antes y es el más fácil, pero en ese instante era también el más aburrido, así que se desvió por un sendero que ni siquiera estaba hecho. Ahora escuchaba el crujiente sonido de las hojas de otoño y la brisa entre las ramas de los árboles, caminó más deprisa, más deprisa, más deprisa y echó a correr, corrió hasta una piedra mucho más grande que ella, la abrazó y respiró, mientras observaba una laguna a la que había llegado. En ella había un árbol solitario, a unos metros, una casa solitaria en la que vivía una vieja solitaria. Se enfrentó a aquella soledad y cuando llegó al árbol se sentó apoyada en su tronco, su respiración se agitó y sus ojos se llenaron de lágrimas. Le dolía, le dolía mucho, puso su mano en el corazón y ese momento una mano castigada por los años la agarró separándola lentamente. Estaba tan preocupada por el dolor que ni siquiera preguntó quién era, la vieja dijo:

“Mi nombre es Soledad. Tranquila, no pasa nada, todos sienten angustia cuando llegan aquí, muchos por miedo y otros porque se han perdido, hay muchas razones pero aquí también el mundo está lleno de colores, de emociones, de decisiones y de vida. Esta laguna no es más que la soledad de muchos que han aprendido a descubrirse y a conocerse. Algunos deciden quedarse, para otros es simplemente un descanso y para otros es un castigo, en cualquiera de los tres no debes tener miedo, porque te puedo asegurar que de ella también aprenderás.”

El aroma

Hay personas que desprenden ese aroma, creen que se trata de su mejor perfume que sólo usan en una cita concreta y especial, pero en realidad es su olor corporal, es ese olor a vacío...muchas veces no sé cómo decírselo, que huele a vacío y que eso no es bueno. Alguna vez intento entenderlo pero me inquieta, me inquieta mucho y me asusta. Al final prefiero llamar a la pantera rosa y tomar una cerveza con ella.

Aquellas tardes...


“Mentor, mago y gran sabio, ha convocado a cuatro valientes que deberán luchar contra Morcar y las fuerzas del mal. Su único objetivo es vencerlo y liberar a Glorantha de las Fuerzas del Caos, sólo cuatro; el Elfo, el Enano, el Mago y el Bárbaro.”



Estaba sobre la mesa, hasta que decidimos abrirlo y apareció un mundo nuevo lleno de misterio, fantasía y aventura. Cuando llegaba el atardecer, nosotros éramos los cuatros valientes, conocimos al malvado brujo y luchamos contra él y todas sus criaturas, esqueletos, momias, goblins, orcos, zombis, gárgolas…unidos por la fuerza, la astucia, la magia y la inteligencia. Así fue como derrotamos a Morcar, en aquellas tardes en las que éramos abstraídos por HeroQuest.

pd: este post se lo dedico a mis tres guerreros, Iván, Paco e Igor.