En el retiro de tu pecho,
despacio los observé a los tres,
y después de un año hecho,
vuelven a ser libres otra vez.
Yo fui el centro de los tres,
los tres más queridos,
al derecho y al revés,
bajo mi mano escondidos.
Eran tres lugares,
bien cubiertos, bien destapados
con formas peculiares,
que pedían besos delicados.
Dieron uno, dos y tres besos,
repartidos como manjares,
mis labios amantes como presos,
dedicados a tres lunares.