¡Ay, pescador gitano!
empezaste a tallar
y Mariano,
¡qué niña para cuidar la mar!
Recta hiciste su nariz,
marcaste sus labios gruesos,
la perfilaste con barniz
y de ella todos quieren besos
¡Ay, pescador gitano!
qué bien hecha está su cara,
muchos agarran su mano,
otros gritan su nombre: Sara.
Su cabello liso, sus pies pequeños,
de manos frías,
le gusta contar sueños.
De manos frías,
dicen “amor de un día”.
¡Ay, pescador gitano!
¿quién es la Marinera?
explica lentamente Mariano;
Es una mujer de mirada sincera.
lleva una pulsera de cuero,
al hablar hechiza como una sirena,
posee un corazón de fuego,
por eso la observo desde la arena.
Vigila la mar con tranquilidad,
con su faro a la noche da calor,
quiere un rumbo sin brújula, la libertad.
Y su gran refugio es el amor.
empezaste a tallar
y Mariano,
¡qué niña para cuidar la mar!
Recta hiciste su nariz,
marcaste sus labios gruesos,
la perfilaste con barniz
y de ella todos quieren besos
¡Ay, pescador gitano!
qué bien hecha está su cara,
muchos agarran su mano,
otros gritan su nombre: Sara.
Su cabello liso, sus pies pequeños,
de manos frías,
le gusta contar sueños.
De manos frías,
dicen “amor de un día”.
¡Ay, pescador gitano!
¿quién es la Marinera?
explica lentamente Mariano;
Es una mujer de mirada sincera.
lleva una pulsera de cuero,
al hablar hechiza como una sirena,
posee un corazón de fuego,
por eso la observo desde la arena.
Vigila la mar con tranquilidad,
con su faro a la noche da calor,
quiere un rumbo sin brújula, la libertad.
Y su gran refugio es el amor.
Pd: la persona que representa este poema para mí siempre ha sido muy especial y una parte de ella como otra de mí siempre van juntas. Te quiero mucho Marinera y te deseo con todo mi amor ¡¡¡ Feliz Cumpleaños !!! Espero que te guste.
2 comentarios:
...un buen día ella descubrió sus alas. Con el descubrimiento vino la curiosidad. Hacía pequeños pinitos deleitándose con el ir y venir del viento entre sus plumas. Alguna caída hizo que fuera consciente de que aquello no era un juego y que darse de bruces en el suelo podía doler. Pero sus alas podían como podían sus ganas.
Peponita un buen día alzó vuelo. Pero no era un vuelo corto de ensayo, este era un vuelo largo y contra el viento, como un salmón contra el río. El viento, otras veces aliado, parecía oponerse a tu viaje y soplaron en contra alisios y tramontanas. Pero Peponita se crecía y sus alas parecían tomar aún más fuerza y determinación. "Quiero volar"- se repetía.
Y Peponita voló.
Porque sí.
Porque quería.
Peponita, me hace muy feliz que sigas escribiendo, no dejes nunca de hacerlo, sin tus palabras nada es lo mismo.
Estoy orgullosa de que "echaras a volar", ojalá todos fuésemos tan valientes como tú.
Besos "Lobeznita".
Se te echa de menos!!
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