
A veces creo tener los pies incrustados en el suelo, otras bailo con el viento a su ritmo sin preocuparme por nada.
A veces disfruto del día desde que el cielo amanece azul, otras me peleo con mis sábanas de un lado a otro como si tuviera una tormenta en mi propia cama.
A veces hay cosas que no quiero oír, otras hago preguntas evidentes porque quiero escuchar la respuesta que me hace sonreír.
A veces tengo miedos como una niña que se enfrenta a la oscuridad, otras me siento tan fuerte que soy capaz de desafiar con la mirada sin tener en cuenta mi pequeña estatura.
A veces hago confesiones que alivian el sentido de culpa, otras confieso mis propios secretos ante el reflejo de mi espejo.
A veces estoy muy cerca de saber muchas cosas, tanto como el mar y la arena. Otras muy lejos tanto como la luna y la tierra, de encontrar una respuesta.
A veces me envuelvo en la música para ser la nota perdida, otras me incluyo en la rutina que se deja llevar por la inercia.
A veces soy alguien que sigue las normas, otras soy una salvaje que tiene por normas mis propios sentimientos.
A veces necesito mil palabras para explicar lo más sencillo, otras ante lo más difícil elijo el silencio como mejor respuesta.
A veces olvido que reírse de mí misma no es malo, otras recuerdo que llorar es necesario.
A veces me siento sola porque necesito querer, otras necesito la soledad para quererme.
A veces no quisiera despertar de sueños maravillosos, otras busco con angustia la salida de mis pesadillas.
A veces regalo abrazos con los que respiro hondo, otras soy una estatua rígida y fría ante abrazos necesarios.
A veces me siento muy especial, otras quisiera ser una más.
A veces quiero llegar más allá, otras admito que hasta aquí es suficiente.
A veces disfruto del día desde que el cielo amanece azul, otras me peleo con mis sábanas de un lado a otro como si tuviera una tormenta en mi propia cama.
A veces hay cosas que no quiero oír, otras hago preguntas evidentes porque quiero escuchar la respuesta que me hace sonreír.
A veces tengo miedos como una niña que se enfrenta a la oscuridad, otras me siento tan fuerte que soy capaz de desafiar con la mirada sin tener en cuenta mi pequeña estatura.
A veces hago confesiones que alivian el sentido de culpa, otras confieso mis propios secretos ante el reflejo de mi espejo.
A veces estoy muy cerca de saber muchas cosas, tanto como el mar y la arena. Otras muy lejos tanto como la luna y la tierra, de encontrar una respuesta.
A veces me envuelvo en la música para ser la nota perdida, otras me incluyo en la rutina que se deja llevar por la inercia.
A veces soy alguien que sigue las normas, otras soy una salvaje que tiene por normas mis propios sentimientos.
A veces necesito mil palabras para explicar lo más sencillo, otras ante lo más difícil elijo el silencio como mejor respuesta.
A veces olvido que reírse de mí misma no es malo, otras recuerdo que llorar es necesario.
A veces me siento sola porque necesito querer, otras necesito la soledad para quererme.
A veces no quisiera despertar de sueños maravillosos, otras busco con angustia la salida de mis pesadillas.
A veces regalo abrazos con los que respiro hondo, otras soy una estatua rígida y fría ante abrazos necesarios.
A veces me siento muy especial, otras quisiera ser una más.
A veces quiero llegar más allá, otras admito que hasta aquí es suficiente.