Tres lunares

En el retiro de tu pecho,
despacio los observé a los tres,
y después de un año hecho,
vuelven a ser libres otra vez.
Yo fui el centro de los tres,
los tres más queridos,
al derecho y al revés,
bajo mi mano escondidos.
Eran tres lugares,
bien cubiertos, bien destapados
con formas peculiares,
que pedían besos delicados.
Dieron uno, dos y tres besos,
repartidos como manjares,
mis labios amantes como presos,
dedicados a tres lunares.

Con el mar


En la playa sola con el mar relajado y azul, muy azul. Escucho las gaviotas y las olas que rompen en la orilla, alguna que otra me regala conchas que voy colocando a mi lado. Sé que me las llevaré a casa. Mis manos las entierro en la arena, poco a poco y dejo que el mar las limpie. Con tantas conchas casi puedo hacer un marco para un cuadro y en su interior espero encontrar algo que no tenga y de lo que yo misma sea creadora. Con mi dedo escribo palabras que no se llevarán el viento, sino el mar. Escribo una lista de cosas agradables, porque las hay, la observo. Recojo las conchas una a una y antes de irme, espero la próxima...después de varias olas, se lleva mi lista y el mar ha crecido un poco más.

madrid con minúsculas

madrid te escribo muy sorprendida por la gente que te rodea...cuántas canciones he escuchado que hablan de ti, de Greta y los Garbo, de Fito Páez, de Shakira, etc., y no es poca la fama que alrededor de ti gira con la movida madrileña. Yo quiero creer que el madrid de hoy no tiene nada que ver con el de esa época que muchos recuerdan con emoción y nostalgia. Se dice de los madrileños que son muy chulos, que ante un tropiezo con alguien en vez de decir perdón dicen qué pasa contigo. A la hora de generalizar bien sabemos que todas las comunidades tienen un rasgo típico, aunque después sea como una caja de bombones en la que puedes probar el mejor o el peor bombón. Sé que en el momento de hablar de la gente de Madrid, hay madrileños y madrileños, por supuesto. Pero a medida que ha pasado el tiempo me siento bastante conmovida por el racismo con el que me he encontrado, ya sea por parte de madrileños, catalanes, gallegos, lo que sean y de donde sean. Hablo de un racismo absurdo, descarado con pocos escrúpulos y bastante desprecio, que no logro entender si pienso en madrid como capital, como centro por el que van y vienen personas muy diferentes, tan diferentes como los lugares de los que provienen. El lado más absurdo viene de quienes intentan justificarlo cuando dicen "yo no soy racista, pero..."- empeorándolo aún más aparte de afirmar lo que son muchos de ellos, simplemente unos racistas. Lo más grave es que incluso hay niños que participan de él haciendo burla con un dedo acusador a los guanaminos, panchitos, sudacas, chigüacas...como los llaman aquí, es realmente triste. Te confieso que sigo disfrutando de la libertad de la que gozo en esta ciudad y del encanto que me ofrece parte de su espacio, de cada rincón...pero lo que peor llevo es esto, los días que abro el balcón para observarte y me llega ese olor tan desagradable a racismo y a fachas, ese olor no lo soporto.